miércoles, 9 de noviembre de 2011

Los jóvenes

         Ser joven es, sin duda, una de las mejores etapas de la vida de una persona. Sin embargo, es también la etapa más difícil, pues supone un momento de transición en la ya pasada infancia y la etapa de adultez. Esta etapa se caracteriza, a menudo, por la aparición de pequeñas crisis de identidad, de autoestima y de inseguridad; motivadas en la mayoría de los casos por la realidad de haber crecido y dejado atrás aquella etapa en la que eran nuestros padres quienes lo hacían todo por nosotros y donde no había problemas, así como el miedo al desafío de una nueva etapa marcada por un futuro incierto.
Si estableciéramos una comparación con la situación de los jóvenes hace 50 años, observaríamos diferencias abismales. Los jóvenes que podían permitirse estudiar abandonaban la escuela muy pronto para empezar a trabajar. No todos podían acceder a la enseñanza básica, muchos menos si nos referimos a estudios superiores. Poco después se casaban y formaban una familia. Todo ello a edades mucho más tempranas que ahora. Es por eso por lo que quizás, en aquellos tiempos, reflexionar, dudar o rebelarse contra la familia eran opciones que ni siquiera podían contemplarse.
Es frecuente oír la tan popular frase “hay que ver con los jóvenes de hoy en día”, pero los tiempos cambian y la realidad actual es muy diferente. Los jóvenes tienen en la actualidad una vida que destaca por una mayor variedad de opciones y oportunidades así como una mayor seguridad de la que se disponía en el pasado. Sin embargo, la juventud de hoy se enfrenta a multitud de problemas y situaciones de bastante complejidad. Uno de los principales problemas que existen en la actualidad es la falta de conciencia de las repercusiones que pueden tener sus propias acciones, así como la falta de información de los muchos riesgos a los que se enfrentan en este paso a la vida adulta.
 Resultaría oportuno hacer una pequeña referencia a éstos. El incremento del absentismo y el fracaso escolar no contribuye precisamente a incrementar las oportunidades profesionales ante un futuro laboral bastante incierto. Asimismo, el incremento en el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, el aumento de los accidentes de tráfico en jóvenes además del incremento de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, especialmente el VIH/SIDA,  son otros problemas muy complejos que azotan cada vez en mayor proporción a los jóvenes.
En conclusión, podemos decir que, en estos últimos años,  la realidad de los jóvenes ha cambiado mucho y en todos los aspectos. Es por eso que sería conveniente alentarles a que analicen y vean cómo es la situación, pero, sobre todo, invitarles a que traten de tomar conciencia de sus propias acciones y de las repercusiones que éstas pueden tener para su vida.
 Está claro que, en el momento en el que nacemos, son los padres y la escuela los encargados de educarnos bajo los valores, actitudes y normas que ellos consideran oportunos, pero, a partir de esta etapa, que supone la preparación para la vida adulta, somos los jóvenes quienes elegimos el camino hacia el que queremos guiar el resto de nuestras vidas.

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